Gerundenses de la China

Forman una comunidad reducida, discreta, bastante cerrada y con escasa relación incluso entre sus mismos integrantes. Los chinos que viven en las comarcas gerundenses se preparan, como los de todo el mundo, para celebrar, el jueves, su fiesta de Año Nuevo.

Otro de estos gerundenses procedentes de China es Chi Tung Law, propietario del restaurante Gran Muralla, de la calle Eiximenis de Girona, un local veterano, que abrió sus puertas en el año 1984. Chi Tung Law, originario de Hong Kong, admite, com sus compatriotas, que no hay demasiada relación entre los chinos que viven en las comarcas gerundenses, excepto en su círculo más inmediato, que generalmente está estrechamente relacionado con el trabajo. A pesar de esto, apunta que "nos conocemos casi todos, y los empleados de diferentes negocios que tienen el mismo día de fiesta, acostumbran a quedar para salir juntos. Los empresarios no podemos hacerlo -indica sonriendo- porqué tenemos mucho trabajo".

Los chinos de las comarcas gerundenses son una comunidad muy discreta, y sus integrantes lo atribuyen en buena parte al hecho de ser pocos. Pero hay otros elementos, según ellos. Chi Tung Law afirma que "en los restaurantes chinos de las comarcas gerundenses no ha habido jamás problemas porqué todo el mundo cuida de su negocio y no queremos gente que sea problemática". Él mismo, según comenta, se asegura antes de contratar una persona de "tener la máxima información posible sobre ella para evitar posibles conflictos".

Añade, para justificar esta forma de actuar, que además de evitar problemas para un restaurante en concreto se está trabajando para preservar la buena imagen de la comunidad.

Es difícil encontrar entre los chinos que se han instalado en las comarcas gerundenses alguno que hable catalán, y hay muchos que aún tienen problemas para hablar un castellano correcto. La situación es completamente diferente entre los hijos de estos inmigrantes, que además estan provocando una cierta apertura de la cerrada comunidad china gerundense. "Mi hijo habla en catalán cada día en la escuela, y en cambio le cuesta hablar chino", explica Jin Wen Wei. Además, es habitual que su hijo -de siete años- vaya a jugar a casa de algunos de los compañeros que tiene en el colegio de Girona donde estudia. Y que estos niños vayan también a casa de la família de Jin Wen Wei, lo cual está ampliando su círculo de relaciones.

Esta integración es absolutamente plena en el caso de los hijos y las sobrinas de Chi Tung Law. Martín y Lydia -los hijos- y Cecília y Jessica -las sobrinas- tienen nombres occidentales y apellidos orientales, hablan un catalán perfecto y hacen las mismas actividades que el resto de niños y niñas gerundenses de su misma edad. "Mis hijos han nacido aquí y tienen su vida aquí", dice Chi Tung Law, que a pesar de esto intenta conservar en su casa tradiciones y formas de hacer de la China. "Gracias a la televisión por satélite podemos ver películas chinas, y de vez en cuando también juguamos al dominó chino y a otros juegos de allá".

La próxima semana llega un momento propicio en este intento de mantener las tradiciones de su tierra de orígen: la celebración de la llegada del Año Nuevo según su calendarip, que está regido por la Luna. Esta fiesta no tiene ninguna fecha concreta, porqué se hace coincidir con la segunda luna nueva después del solsticio de invierno, lo cual haca que oscile entre finales de enero y mediados de febrero.

Es seguramente la fiesta más importante para los chinos, y se alarga durante varios días... en China, claro, porqué los chinos residentes en las comarcas gerundenses han tenido que adaptar su calendario a la forma de vivir de aquí.

Chi Tung Law también prepara una celebración familiar para la llegada del Año Nuevo chino, con una cena el miércoles, día 21, que compara con la noche de Fin de Año de la tradición occidental. Aunque en su caso el trabajo en el restaurante les obligará a cenar temprano, antes de empezar a trabajar.

Entre los elementos que habrá en esta cena hay algunos que tienen una simbología determinada. Es el caso del pescado -en China es habitual comer carpa, porqué tiene una vida muy larga, pero en Girona optan por otras especies-, porqué esta palabra, en chino, tiene el mismo sonido que la palabra abundancia; por este motivo se come pescado la noche antes de la llegada del Año nuevo, para que éste sea un año de abundancia.

Además, en la cena de la família de Chi Tung Law habrá, entre otros alimentos, cerdo asado, verdura con carne y "unos caramelos de Año Nuevo, que van dentro de un sobre rojo".

El rojo, símbolo de la alegría, es un color muy importante en las celebraciones chinas, y por tanto también en la Fiesta de Fin de Año. Por esto son de color rojo los sobres -dentro de los cuales, el día de Año Nuevo, las personas casadas de una família regalan dinero a los parientes- o amigos -que aún no se han casado, y también a los niños y a las personas mayores. Y también son rojos los sobres en los que los empresarios dan dinero a sus empleados, el mismo día, para desearles buena suerte durante todo el año.


Chi Tung Law explica que en China, el día de Año Nuevo -y también en los días posteriores, porqué "la fiesta dura entre tres y diez días"- es habitual ir a visitar a familiares y amigos, y desearles feliz año nuevo y que tengan suerte (en chino mandarín xin nian kuai le significa feliz año nuevo, i gong xi fa cai, espero que tengas suerte). En Girona hace lo mismo, si bien hay menos família y menos amigos, por lo que el día de Año Nuevo es, para la comunidad china de las comarcas gerundenses, una jornada en la que es muy habitual hablar por teléfono con las personas más cercanas que se encuentran físicamente lejos.

Lo que seguramente no podrá repetir Chi Tung Law en Girona es una tradición de su tierra según la cual "los jóvenes, después de la cena de Fin de Año, pasean toda la noche, aunque es una noche muy fria, porqué allá también es invierno, y van al mercado a comprar flores de almendro, que tienen un color rosado muy bonito, para llevarlas a su casa".

Chi Tung Law, Jin Wen Wei, Ren Zhe Guo y algunos otros ciudadanos chinos residentes en las comarcas gerundenses que han sido consultados explican formas de celebrar la llegada del Año nuevo que difieren en algunos aspectos. "China es un país muy grande, hay mucha gente y también hya muchas formas de celebrar la fiesta".


Traducción del extracto del reportaje "Gironins a la Xina", publicado en el Dominical del Diari de Girona, del 18 de enero de 2004.
Texto: Alfons Petit. Fotografías: Marc Martí.


La cocina china tiene muy buena aceptación, aunque se come con tenedor y cuchillo.

Todo lo que se come aquí es auténticamente chino, pero con más salsa.

"Todo lo que servimos en nuestros restaurantes La Gran Muralla, tanto de Roses como en los dos de Girona, el de la calle Eiximenis y el de la calle de la Creu, es auténticamente chino -afirma su fundador el señor Chi Tung Law-, aunque tampoco se puede hablar en general de China, ya que es muy grande y no en todas partes se come lo mismo. Así, tenemos que en el sur de China se come cada día arroz, mientras que en el norte solamente por Año Nuevo y algunas fiestas importantes del año. La comida habitual del sur es pan y pastas".

Hce veinte años aterrizaba en Figueres un cocinero chino, el señor Chi Tung, cuando se empezaban a poner de moda estos restaurantes en nuestra tierra. Al cabo de pocos años, se decidía a trabajar por su cuenta y creó el restaurante La Gran Muralla de Roses. En 1990 se abría el restaurante de la calle Eiximenis, que últimamente ha sido ampliado, y al cabo de dos años el de la calle de la Creu.

"El chino pone mucha más cebolla y ajo en la comida de lo que ponemos nosotros aquí, y en cambio aquí ponemos más salsa, ya que el catalán está acostumbrado a comer más pan. Por otra parte, los chinos comen casi todo hecho al vapor, mientras que aquí se está acostumbrado a freirlo todo. Y una última diferencia, en China la comida está cortada en raciones muy pequeñas, todo se corta mucho, ya que se come con palillos, mientras que aquí ponemos las porciones más grandes. Son pocos los que prescinden del tenedor o del cuchillo para comer con palillos, al reves de lo que sucede en Francia o en Holanda, que los que van a un restaurante chino comen siempre con palillos".

Si seguimos las orientaciones de los enteendidos, sabemos que toda cocina hay que hacerla al momento para que esté en su punto, pero tal vez la cocina china aún es más exigente en esto. Cierto que cuando llega la hora de comer o cenar se tienen a punto todos los ingredientes, pero cada plato hay que prepararlo en el mismo momento que se tiene que servir a mesa. Como explica el señor Chi Tung, no se pueden tener a punto los diversos platos que hay en la carta y calentarlos. Al cabo de diez minutos ya han camabiado de color. Esto exige mucho más personal en la cocina y una buena organización. En la Gran Muralla cada cocinero tiene su trabajo específico, y así mientras uno se ocupa de todo lo que lleva aceite, otro es el responsable del arroz y otro de rollos y otro... Cada dos minutos puede salir un plato de la cocina. En el restaurante de la calle Eiximenis hay ocho cocineros.

También en los restaurantes La Gran Muralla hay el menú del día, que consiste en un primer plato de tapa china, y después a escoger entre ensalada, rollos de primavera, carne y verdura y arroz, además de los postres y bebida.

En los últimos años también se ha puesto de moda el servicio a domicilio. Los restaurantes Gran Muralla también pueden llevarnos a casa, con un tiempo máximo de media hora, los platos que hemos solicitado por teléfono. También podemos ir a buscarlos directamente en el mismo restaurante.

Los habitantes de China son muy aficionados a salir a cenar fuera de casa y a cantar karaoke. Los que trabajan en las fábricas, puntualiza Chi Tung, claro, ya que no todo el mundo tiene el nivel de vida suficiente para soportar gastos extras. Salir de noche, en China, resulta muy caro. Con todo, hay una diferencia de vida de aquí a China, explica el propietario de la Gran Muralla. Allí la gente vive para trabajar, solamente piensa en el trabajo. Aquí se vive más tranquilamente, aunque la gente también trabaje. El señor Chi Tung está casado con una china que que trabajada de azafata de vuelo y tiene un hijo y una hija. "El niño, que tiene 7 años, habla perfectamente en catalán", afirma con satisfacción. Y es que él se siente perfectamente integrado en las comarcas gerundenses. Llegan los primeros clientes a cenar y dejamos nuestra conversación. El trabajo es el trabajo.


Traducción del artículo publicado en el apartado "Gastronomia" del diario La Vanguardia, el 25 de octubre de 1997.